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jueves, julio 15, 2010

Directores Técnicos bajo la lupa, hoy: Flor Meléndez

En esta nueva sección que implementamos, vamos a contarte la historia de los técnicos que han pasado por la Liga y además los que van surgiendo.


El personaje para esta primera nota es nada más y nada menos que Flor Meléndez, viejo conocido en el país. Y que a partir del mes de agosto se hará cargo del primer equipo de Libertad de Sunchales.

El portorriqueño de, 63 años, dirigió por primera vez en la Argentina a Obras Sanitarias a comienzos de la década de los 80 y fue el conductor del equipo en el título de la Copa William Jones en 1983.

Luego fue entrenador de la selección argentina en 1986 y 1987, con dos logros históricos: venció a Estados Unidos en el Mundial de España y ganó el Sudamericano de Paraguay.

En ese entonces dirigió a Unión de Santa Fe en la Liga Nacional, torneo al que volvió en 1996 para llevar a Independiente de Pico a las finales de la competición, donde perdió 4-1 ante el Boca de Julio Lamas.

Siguió en Independiente dos temporadas más, ganando un Sudamericano de Clubes, pero en noviembre de 1998 (desde ese año no dirige en el país) se fue del club.

Para conocer más a fondo a este gran técnico, a continuación podrán leer una nota del diario El País de España, fechada el 17-7-1986, (durante el desarrollo del mundial de España '86) en la que se cuenta sus inicios en el básquetbol, su obsesión por el trabajo y como le cambio la mentalidad a los basquetbolistas argentinos. Así comienza:

Flor Meléndez es el entrenador de la selección más sorprendente de este Mundial: Argentina. Él es puertorriqueño, y en su biografía destaca una curiosa obsesión por el pluriempleo, que nació en su infancia y que todavía cultiva.

En estos momentos, Flor es entrenador de tres equipos: la selección argentina, el club Unión de Santa Fe -que descansa porque la Liga argentina está parada- y el Atléticos de San Germán, líder de la Liga de Puerto Rico, que se disputa actualmente.

Cuando termine el Mundial, Meléndez se marchará a Puerto Rico para terminar la Liga con el Atléticos, y desde allí enviará consignas para el Unión de Santa Fe, donde se integrará cuando termine el campeonato puertorriqueño.

Para Flor, esta dedicacion a varios objetivos no es nueva. Él es hijo de un obrero puertorriqueño que, para sacar adelante a sus criaturas, trabajaba en una obra por las mañanas y como vendedor ambulante de ropa por las tardes.

Meléndez destacó muy pronto como jugador de baloncesto, y llegó a ser internacional desde 1968 hasta 1971. Continuó su carrera como jugador hasta 1977, pero no se conformó sólo con eso.

Desde 1968 comenzó a entrenar a equipos de categorías inferiores; a partir de 1973 se convirtió en el utilero de la selección y en el encargado de organizar el alojamiento y los viajes.

Además de utilero de la selección y jugador de club, era el ayudante del seleccionador. En 1974, durante el Mundial de Puerto Rico, ya dio el triple salto mortal; fue designadó responsable de los transportes de todos los equipos. "Lo organicé todo con la misma seriedad con la que encaro técnicamente un partido", dice.

Flor tiene una relación muy sincera con sus jugadores. Dice que los trata a todos igual, y que cuando debe abroncarles lo hace con el mismo tono de voz que utiliza con los directivos. Ha conseguido dotar a Argentina de un espíritu defensivo del que carecía, y que ha servido para convertirla en la revelación del Mundial.

"Yo les dije a los jugadores que no iba a ejercer de policía", explica Meléndez. "Teníamos que cambiar de mentalidad, pelearnos menos con los árbitros y concentrar". Meléndez cuelga de la pared cada día el horario a seguir por los jugadores, y siempre incluye un lema: "A la gente que coopera le ocurren cosas buenas".

Casado y con cuatro hijos, mantiene una relación muy estrecha con su familia. De los nueve hermanos vivos que le quedan, varios son deportistas: Carmen juega en la selección femenina de baloncesto de Puerto Rico; Diego y Jorge están en equipos de Primera División; Rubén fue catcher de la selección puertorriqueña de béisbol desde 1975 hasta 1979.

Los otros también tienen la vida solucionada: María es médica; Miriam, dentista; Carlos, ex ayudante del presidente del comité olímpico de su país, es ejecutivo de una empresa de licores; Ramón es contable, y Ángel es ministro evangélico.

"Tenemos de todo en nuestra familia", dice Flor Meléndez, que vivió hace unos años una dura tragedia cuando su mujer, tras un accidente, quedó en estado de coma del que, milagrosamente, se recuperó cuando ya nadie creía en la salvación.

El entrenador argentino, que sueña con entrenar algún día en España, no deja ni un solo minuto libre en su vida. El pluriempleo es criticado por los periodistas argentinos, pero para él parece una necesidad aprendida en su infancia.

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